La época en la que estuve escribiendo el blog de Metrópolis no fue fácil. No tenía mucho apoyo, recibía más criticas que halagos y a veces escribía sobre cosas o personas que me importaban más bien poco. Y todo era taaan maravilloso... Eramos todos tan amigos, tan majos, tan currantes... No me extraña que, con tanto edulcorante, el blog le sentara mal a alguien. A mi me acabó empalagando.
Eso no quita que algunas cosas que escribí salieran directamente de mi corazoncito. Y me hacía ilusión rescatarlas del baúl de los olvidos. Soy un poco tonta creyéndome escritora, lo sé, pero aunque resulte raro, cada cosita que escribo, por pequeña que sea, se convierte en un pedacito de mí.
Publicaré aquí alguna de las viejas entradas. Me gusta que vean mundo, que la gente las conozca, sería una pena condenarlas a un word eternamente.
